Los aceros corrugados laminados tienen como principal función absorber los esfuerzos de tracción y torsión de la edificación, así como evitar que se fisure el concreto. Por su parte, este material cuenta con una gran ductilidad, por lo cual al ser doblado o cortado de acuerdo al tipo o diseño de cada proyecto en el que se utilicen, no presentan daños en su estructura. Cabe mencionar que los aceros corrugados se complementan con otros elementos como el concreto para formar estructuras a base de hormigón armado.
De igual forma, en su superficie tienen estrías o nervaduras cruzadas cuyo resalte permite que el acero y el concreto se unan a la perfección y formen estructuras más sólidas y flexibles ante los movimientos telúricos. Algunos aspectos fundamentales que se deben de tomar en cuenta en el proceso de construcción, son su capacidad de ruptura, tenacidad, ductilidad, separación, elongación, límite de fluencia y el tamaño de las corrugas.
En tanto, el acero corrugado se puede armar en diferentes tipos de estructuras, como las armaduras longitudinales, las cuales absorben esfuerzos de las secciones transversales puesto que se colocan a lo largo de la pieza completa de hormigón. En las armaduras transversales el acero con corrugas tiene como objetivo brindar un efecto de zunchado al núcleo de hormigón, esto no permite la torsión de la armadura longitudinal y facilita el montaje de las armaduras. Asimismo, se ocupan como refuerzo por temperatura en vigas, previniendo el agrietamiento y proporciona esfuerzo en dos elementos de hormigón como en losas de piso.